La imagen de la Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa llegó a Tierra Santa de la mano de un fraile franciscano. Fue ubicada en el altar la Basílica de la Anunciación, donde la tradición reza que fue el lugar en donde la Virgen María pasó su infancia y en donde el Ángel Gabriel le anunció que fue la elegida para traer al mundo al hijo de Dios. Así adelantó el padre Julián Cueva, párroco de San José, “Anduve en Salta en febrero visitando a fray Benito Choque de la Orden Franciscana, por su convalecencia tras una cirugía. Fui llevándole la imagen de Nuestra Señora de Sumampa, la novena y demás materiales. El está en la Custodia de Tierra Santa y vive actualmente en Israel. Está en la Tierra Santa hace más de 35 años”, adelantó Cueva.
Imagen santiagueña
“Con la ayuda del Señor y de su Madre Santísima, luego de la cirugía, regresó al Convento de Nazaret. En la Gruta de la Anunciación colocó una imagen de Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa que le regalé, y quedará allí para su veneración”, indicó.
“En la foto, se ve a fray Choque arrodillado delante de una estrella de mármol, que representa el lugar donde el Ángel Gabriel le anunció a María que iba a ser la Madre de Dios. Allí tiene una inscripción que reza ‘Verbum caro hic factum est’, que en latín significa ‘Aquí la Palabra de Dios se hizo carne’”, explicó el padre Cueva.
Advocaciones del mundo
“En este templo, que es relativamente nuevo, inaugurada por San Pablo VI, se encuentran distintas advocaciones marianas de todas partes del mundo. También hay una de la Virgen de Luján en uno de los altares. Abajo del templo está la gruta, allí, todos los días bajan en procesión los franciscanos cantando el Ángelus”, contextualizó.
“En la foto, se ve a fray Choque arrodillado delante de una estrella de mármol, que representa el lugar donde el Ángel Gabriel le anunció a María que iba a ser la Madre de Dios. Allí tiene una inscripción que reza ‘Verbum caro hic factum est’, que en latín significa ‘Aquí la Palabra de Dios se hizo carne’”, explicó el padre Cueva.
“Los franciscanos llevan más de 800 años en protección de estos lugares de Tierra Santa, que desde la llegada de San Francisco, han sido testigos de todos los cambios políticos, geográficos y distintos conflictos”, valoró Cueva.