"Veneramos este misterio
de Mailín porque
creemos firmemente en Jesús, que aceptó la cruz, que es muerto, sufrimiento,
agobio. Pero ese dolor lo transformó en amor hacia nosotros. Él murió por
nosotros en la cruz", señaló durante su homilía en la misa central de la
Fiesta Grande. "Es así que renovamos ese pacto de amor con él. El señor
nos dice: yo sé de tu angustia, penas, pecados. Pero estoy aquí para derramar
el amor en tu corazón".
"Jesús nos da la fuerza
para seguir ante las adversidades, Él actúa en nuestro corazón. Acompañados de
Él podemos transformar nuestras realidades. Esta fiesta de Mailín es la fiesta
de la esperanza. El camino de Jesús es el camino del amor. Debemos amar y
servir a los demás, no atarnos a egoísmos que al final nos hacen quedar solos.
Hay que terminar con esos egoísmos para terminar con las brechas de los muchos
que tienen poco o nada; y de los pocos que tienen en abundancia", destacó.
El obispo destacó finalmente
que "venimos a Mailín a dar gracias, a pesar de lo pesado que se nos hace
a veces por la situación difícil que vivimos. Más en este tiempo de crisis, de
pobreza creciente, por la falta de trabajo y de salarios magros. A veces pienso
en todo el sacrificio que hacen para estar aquí en esta fiesta. Van juntado de
a poquito para decirle al señor de Mailín: aquí estamos y venimos a renovar la
fe".
